En esta newsletter tu opinión importa, y mucho. En la anterior edición, la opción más votada fue “Síndrome del impostor” y, de eso vamos a hablar. Pero no sólo de eso, también de lo contrario. ¡Vamos allá!
Seguro que en alguna faceta lo has sentido. Te han venido a la cabeza frases como:
”No estoy preparad@ para esto”
“Hay gente mucho mejor que yo en esto, no debería hacerlo”
“No soy tan buen@ como parece”
“No tengo la capacidad para conseguirlo”
“Estoy engañando y no quiero que me descubran”
Y un sinfín de autosabotajes que nuestra mente suele hacernos.
No te sientas culpable, nos pasa a todos. Nuestros miedos internos brotan del subconsciente para ponernos frenos. Para limitarnos. Supongo que todo esto vendrá del instinto de supervivencia que necesitábamos en el pasado y que nos hacía replantearnos aquello que queríamos hacer para no morir en el intento.
¿Qué es?
Vamos explicar con palabras esto del síndrome del impostor:
“Conjunto de pensamientos y sensaciones alrededor de la idea de no sentirte suficiente para desempeñar tu tarea profesional“.
Si te ocurre o ha ocurrido en alguna ocasión, es probable que seas una persona que da mucha importancia al trabajo y a todo lo profesional. Y, lo normal, es que ocurran antes, durante y después de ejercer esa actividad.
¿Por qué ocurre?
Nuestra identidad está muy ligada a nuestra profesión y trabajo. Si te preguntan quién eres en un ámbito profesional, es muy probable que te definas a través de tu formación y profesión. La importancia que tiene el trabajo en nuestro día a día y lo relevante que se ha vuelto la productividad en los últimos años.
Vivimos en un mundo en el que sólo importan los resultados. Si suspendes, si fallas o no eres el mejor, es únicamente tu culpa.
Para ser más importantes a nivel social, necesitamos buenos resultados en algo medible. Buenas notas, buen sueldo, buen piso, buen coche…
Y, por supuesto, tenemos esa necesidad de compartir todos nuestros logros en redes sociales para subir nuestro autoestima y aparentar que todo es perfecto.
Si no tenemos los resultados que nosotros esperamos o que creemos que los demás esperan de nosotros, nos entra ansiedad, nos sentimos mal…
Tenemos mucha intoxicación de información en internet, tanto en redes sociales como fuera de ellas.
Nos comparamos con los resultados de otras personas que tienen situaciones completamente distintas a las nuestras y les afectan distintos factores.
Leemos sobre positivismo y nos forzamos a estar siempre felices y negar lo que nos pasa, descubrimos una corriente de pensamiento e intentamos adherirnos a ella, nos guardamos los problemas para nosotros con tal de no mostrar nuestra situación a otras personas y todo esto nos causa ansiedad, frustración, sufrimiento…
Muchas veces no creemos a nuestro entorno cuando nos dice que lo estamos haciendo bien y que sigamos por ese camino.
Si debido a este miedo estás dejando de echar CV en un tipo de trabajo, pidiendo un ascenso o creando un proyecto que te apetece, vivirás una vida que no te toca y te afectará realmente fuera de tus pensamientos.
¿Cómo evitarlo?
Intenta aprender de esas personas que tienes como referente en eso que quieres hacer/aprender.
Márcate objetivos realistas y no te compares con las demás personas. Cada uno tenemos un marco diferente, por muy similar que parezca.
No busques la perfección o la revisión exhaustiva en todo. El movimiento se demuestra andando y no hay nada mejor que empezar, probar a hacer algo, ver cómo sale y mejorarlo. Eso es exactamente lo que hago yo con mi podcast y con esta newsletter.
Aplica los consejos de productividad que se adapten a tu situación. Intenta aprovechar el tiempo que dediques a trabajar evitando distracciones pero sé flexible y hazte preguntas a ti mism@ para saber qué te está llevando a no querer hacer algo que tienes/quieres hacer. ¿No te gusta? ¿Miedo a hacerlo mal? ¿Estás cansad@ y no es el mejor momento? ¿No te llena hacer eso? El autoconocimiento te ayudará a utilizar tus mejores momentos al máximo y a saber cuándo parar.
No tengas prisa en ver los resultados. Ser constante y paciente es lo que nos hace ver los frutos de nuestro trabajo. Nada se crea de la noche a la mañana y debemos ser conscientes que la vida es una carrera de fondo.
Desconecta del trabajo. No todo es trabajar en la vida, busca la forma de desconectar para conectar con familia y amigos, haciendo deporte, practicando tus hobbies, y cuidando tu sueño, tu salud y tu alimentación.
Puedes aprender un poco más sobre el síndrome del impostor en este episodio:
Y… ¿existe lo contrario?
Aunque no lo creas, sí. Y tiene nombre. El síndrome o efecto Dunning-Kruger.
Parece ser que, cuanto más sabes sobre un tema, más subestimas tu conocimiento. Y al revés.
El síndrome o efecto Dunning-Kruger fue nombrado así en honor a los psicólogos David Dunning y Justin Kruger, quienes llevaron a cabo un estudio sobre un fenómeno psicológico por el cual algunas personas con habilidades o conocimientos limitados sobrevaloran su competencia, mientras que las personas competentes tienden a subestimar su nivel de habilidad.
Los humanos somos así. O nos pasamos, o no llegamos.
Ya decía Aristóteles que en el punto medio está la virtud dado que los extremos son vicios. Valórate como debes.
Aurea mediocritas.